miércoles, 23 de marzo de 2011

Hong Kong - la exageración de China


Imagino la sensación de una hormiga al pasar entre enormes flores y árboles camino de su hormiguero. Me lo imagino tan bien porque estoy en Hong Kong. Aquí me siento como una diminuta hormiga caminando por calles con monstruosos rascacielos. El paisaje cambia drásticamente: esto ya no es Vietnam. Nuestra primera ciudad en este nuevo destino, China, desplegó desde el primer instante una exageración en todos los aspectos. Todo es exageradamente grande, exageradamente caro, exageradamente alto. La primera habitación-cueva en la que nos alojamos, que era exageradamente pequeña (por lo que luego nos cambiamos a una habitación-cueva ligeramente más grande), está en la 14ª planta de la Chungking Mansion, una torre de 16 plantas en la que viven nada más y nada menos que 4.000 personas. Estamos en la zona de Kowloon, el barrio con la densidad de población más alta del mundo. Kuala Lumpur y Singapur se quedan al nivel de un pueblecito de casitas bajas al lado de esto.

Hong Kong es la razón por la que China se considera “un país, dos sistemas”. Cuando Hong Kong fue cedida por los británicos en 1997, China prometió que respetaría su sistema hasta al menos el 2047 (es decir, durante 50 años), y que también dejaría su moneda, los dólares hongkoneses. Esta ciudad es en cierta manera el laboratorio de China en el mundo capitalista.; sólo hizo falta alterar un poco la palabra “comunismo” para convertirla en “consumismo”…

Cuando estábamos en Hanoi intentamos hacernos el visado para China, pero resultó complicadísimo. En un principio pensábamos pasar la frontera en tren desde Vietnam, pero al ver todos los requisitos que no cumplíamos (como tener un mes más de visado en Vietnam, o el seguro de viaje traducido en chino), no siquiera nos molestamos en solicitar el visado en la Embajada de Hanoi. Nos compramos un vuelo a Hong Kong, donde decían que era mucho más fácil, y al final ha resultado ser cierto. Además, nuestras sospechas eran correctas: a los chinos no les gustan los franceses. El caso es que Charlie, por ser francés, tuvo que rellenar un papel diferente al mío, y además presentar un seguro de viaje (a mí me dijeron que no hacía falta). Su visado tarda 4 días en ser tramitado, mientras que el mío está listo el mismo día de la solicitud. Y para más inri, a los franceses les cuesta el doble que a los españoles. Hasta me dio la impresión de que me trataron mejor a mí que a él. Mi pobre “enfant de la patrie”, que no le quieren los chinos malos!!

Mientras esperamos hasta que el visado de Charlélie esté listo, hemos visitado Hong Kong – mejor dicho, una pequeña parte de esta inmensa ciudad! Hay miles de cosas que hacer aquí, entre museos, compras, cines, teatros, óperas… Absolutamente todo lo que se pueda desear está en Hong Kong. Incluso si todo es súper caro (el alojamiento más barato son 30€, habitación-cueva repito), la verdad es que la oferta cultural de la ciudad está muy bien de precio y muchas cosas, como los museos, son gratis. De todas formas, entre dormir y comer, que resulta carísimo, y que Charlie se ha comprado el nuevo MacBook Pro, hemos explotado el presupuesto del viaje de manera salvaje!!

Empiezo a pensar que cuanto más dinero tiene una ciudad, más obsesionada se vuelve con la limpieza y la higiene. Aquí hay carteles por todos lados indicando cada cuando se esterilizan las cosas. Por ejemplo, en la mayoría de ascensores hay un mensaje que dice “éstos botones se esterilizan cada hora”. Se encuentran casi tantas maquinitas dispensadoras de gel antibacteriano como papeleras. Mucha gente lleva máscaras, y hasta hay papeleras especiales sólo para tirar esas máscaras cuando han sido usadas. Creo que deberían hacer lo mismo en Mumbai, donde me salía negro cada vez que me sonaba la nariz…!!

Mañana tenemos planeado irnos de Hong Kong y “entrar” a China. Se acabó el internet libre: el Facebook está prohibido (y parece ser que no se puede hacer la pirula como en Vietnam tan fácilmente), la Wikipedia también, y hasta dicen que Gmail está siendo cortado últimamente. Veamos si China da tanto miedo como parece...

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