Pasamos de Hong Kong a la China propiamente dicha sin problemas. Cogimos un tren desde HK hacia la provincia de Guangdong, para ir a Guangzhou, una de las ciudades más grandes de China. El número de habitantes de esta provincia es dos veces la población de España, así que ya podemos decir que estamos en el país más poblado del mundo. Sin embargo, China me ha sorprendido en ese aspecto. Me imaginaba mucha más gente, es decir, agobio entre miles de personas. Pero incluso con 1.200 millones de personas, parece estar “despejada”. Es un país tan grande que hay sitio para todos.
Nos quedamos una noche en Guangzhou para al día siguiente coger el autobús hacia Xiamen, a 9 horas de distancia. La carretera era de buena calidad y dormimos durante la mayoría del viaje. Cuando llegamos a Xiamen empezamos a preguntar por una habitación en varios hoteles, pero o estaban completos o no aceptaban extranjeros (esto pasa bastante en China). Al final dimos con un hotelito en el que nos atendieron muy bien pese a que nadie hablaba una sola palabra de inglés. Después de 5 días en Xiamen, nunca supimos el nombre de nuestro hotel, porque estaba escrito en caracteres chinos…
Xiamen en una pequeña ciudad (“sólo” 3 millones de habitantes) situada en la costa este de China, enfrente de Taiwán. Ha sido elegida como la segunda mejor ciudad para vivir de todo el país. Y no me extraña porque es muy agradable, y aparte, la economía va muy bien. La primera impresión al llegar es que todo está súper limpio y bien cuidado. A mí personalmente, me parece que Xiamen vive en un perpetuo domingo, porque es tranquila, no hay mucho tráfico y siempre hay gente paseando por las calles. Xiamen es una ciudad chula. Se podría decir que tiene ese estilo de las ciudades alemanas, con arquitectura moderna, jardines perfectamente cuidados y un magnífico servicio de transporte público. La Universidad de Xiamen es una locura: un lago precioso rodeado de césped donde los estudiantes pueden sentarse para leer o hacer taichí, y edificios modernos inspirados en pagodas antiguas.
La vida en Xiamen (y sobre todo sus precios) indican que la prosperidad está de paso por la zona, pero no de forma bestia, sino como si la ciudad estuviera cuidando los pequeños detalles. Dicen que podría convertirse en la nueva Hong Kong. Precisamente son los precios lo que nos ha pillado por sorpresa. China ya no es un país tan barato como de costumbre. Los hoteles, los restaurantes… Todo ha subido. Incluso si sigue siendo más barato que Europa, veníamos locos y con carrerilla desde Vietnam, donde se pagan cantidades ridículas. Y nos estampamos con una China de precios bastante altos.
En el año 2009 salario mínimo en China aumentaró en un 40% de media, y se espera que aumente un 20% al año en los próximos 5 años. Ojo al dato (porque es un dato muy importante!). Éste es el motivo por el que algunas empresas extranjeras están dejando China para irse a Vietnam, donde los sueldos siguen siendo muy bajos.
Por lo general, los chinos son simpáticos. En Xiamen la gente sigue mirando con curiosidad a los occidentales, y más cuando se pasea fuera del centro turístico. Parecen más tímidos, o puede que sea porque no hablan inglés, pero no te paran por la calle y no te hablan “porque sí”. La verdad es que van a su bola, y eso… se agradece. Me he dado cuenta de dos cosas que los chinos hacen continuamente: escupir y fumar. Cuando hablo de escupir, no es sólo el hecho de lanzar el gargajo por la boca, sino que éste viene precedido por una intensa expectoración, acompañado por el “cautivante” sonido que ello implica. Y cuando hablo de fumar, es que China es el país con mayor número de fumadores del mundo: hay 350 millones de fumadores en este país, un 36% de la población. Esto significa que la tercera parte de todos los cigarrillos del mundo son para los chinos. Son realmente adictos. Las señales de “prohibido fumar” es como si no existieran, porque cuando un chino quiere fumar, pues fuma. Así por ejemplo, el minúsculo WC de los transportes de larga distancia ya no apesta a orina como en la India, sino a cigarrillo. No pueden aguantar sin fumar hasta el punto que son capaces de meterse en medio metro cuadrado sin apenas ventilación para darle cuatro caladas a un pitillo.
Después de Xiamen un vuelo nos llevará a Shanghai, que con sus más de 19 millones de habitantes, es la ciudad más poblada de toda China y uno de los centros más importantes del mundo…
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