China - SHANGHAI from Charlélie JOURDAN on Vimeo.
Impresionante. Shanghái es una ciudad de la que no se puede decir menos. Con casi 20 millones de habitantes, hace falta mucho más que una semana para saborearla bien. Por toda la ciudad circula un aire particular, como si todo lo nuevo, las últimas tendencias, lo más actual, pasara antes por allí para después expandirse por el resto del mundo. Es por eso que Shanghái tiene muchas papeletas para convertirse en la nueva capital del mundo. Y la bomba ya ha empezado a explotar.
Miles de rascacielos y edificios modernísimos, un metro interminable y magnífico, miles de tiendas, restaurantes, clubs, museos, cafés… Es una ciudad que no duerme nunca. No tiene el agobio de Hong Kong y no hay ni rastro de la China tradicional como en Pekín. En Shanghái se respira elegancia y vida, y aunque es muy, muy internacional, tiene ese retrogusto a Asia que te hace caer rendido a sus pies. Shanghái es el ejemplo ilustrado de cómo China está creciendo a pasos agigantados. Cada año llegan 500.000 nuevas personas a la ciudad, lo que puede hacer sospechar la magnitud del plan urbanístico de Shanghái: una verdadera locura.
Shanghái puede hacerte olvidar que sigues en China, y que China es un país comunista. Definitivamente esa no es la idea que tenemos en occidente del comunismo, que más bien nos hace pensar en edificios grises y arquitectura de los años 70, coches oxidados y ushankas (gorros rusos de piel). Pero Shanghái es China, y allí, por ejemplo, comprarse una casa no significa tener una propiedad de por vida. Se trata de una especie de contrato de 90 años de duración tras la compra de un piso, por lo que no se podrá pasar la casa a los hijos (mejor dicho, “el hijo”, porque Shanghái no se libra de la política de un solo hijo). Antes de que se cumplan los 90 años habrá que vender la casa, y si por cualquier causa el Gobierno decide tirar el edificio (por ejemplo para poner una carretera), no hay indemnización ninguna. En resumen, en China, cuando te compras una casa, no termina de ser tuya del todo…
Shanghái es una ciudad tan nueva, que parece que casi no le han quitado el envoltorio todavía. Hay cosas con las que en Europa no podemos ni soñar, véase un metro acojonante o un tren de levitación magnética (llamado MagLev) que une el aeropuerto internacional con el centro de la ciudad en 7 minutos sobre unos raíles imantados, y que alcanza una velocidad de 431 kilómetros por hora. Ni que decir tiene que está tan limpia que reluce.
Para ser sincera, es una ciudad que te deja sin aliento. Como buena cartagenera, después de un par de días alucinando con Shanghái me vino a la cabeza una frase típicamente aladroque: “Adiéh con los chinos”. Cualquier catastrofista español diría: “¿Qué estamos haciendo mal?”. La respuesta es fácil: que nosotros no estamos haciendo nada, y que los chinos están haciendo mucho. Y de esta frase se pueden sacar muchas conclusiones…
2 comentarios:
Charlieeeee! I love your video!!! its amazing! qué currazo! y qué quality! Me encanta me encanta me encanta! Y tú Paloma, que pava, jajajaj al final :)
A Charlie le pongo un 11 en el video y a tí un 2,5 (como en mates de la Reme) en chinorris, jajaja.
Un besuko a los dos. Como no me puedo ir a las Chinas me voy a las Cantabrias por semana santa, ya os pondré fotikos para daros envidia, jaja. Muackk!
Gracias de parte del Charlie, y yo te digo MALVADA! por recordarme mi oscuro pasado matemático y a la Reme, la cual me persiguió en pesadillas incluso varios años después de mi patética actuación en el examen de selectividad...
Disfruta del norte de España guapa!! Cómete un sobao pasiego a mi salud y ponte fina de marisco!! Un besico!
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