lunes, 21 de marzo de 2011

Vietnam... nos volveremos a ver


El mes en Vietnam se ha pasado volando. Este país me ha tocado. Es el país más bonito que he visto hasta ahora, y no ha dejado de sorprenderme ni un momento. Vietnam me ha hecho sentir algo único. Ya estoy planeado volver y apenas me he ido.

Vietnam es maravilloso, impresionante, increíble. No sé cómo describir este país. Es precioso. La gente es encantadora, todo está limpio, la comida es deliciosa, los paisajes son magníficos... Se respira relajación pero trabajo eficiente y duro, bien hecho al mismo tiempo y eso es lo que me ha hecho alucinar. Los vietnamitas son ágiles, elegantes, educados, pacíficos y muy, muy observadores. Además, son listos. Tienen en cuenta hasta el mínimo detalle, y son minuciosos para todo. La experiencia con la familia de Charlie en Saigón me hizo flipar. Nunca he visto a nadie tratar de esa manera a sus huéspedes. En todo momento se preocuparon de que estuviéramos cómodos.

Se nota que Vietnam va pa'lante, con paso algo lento pero muy decidido. Los americanos dejaron el país hecho trizas y ahora no tiene punto de comparación con lo que era hace 20 años. Se nota que va creciendo pasito a pasito, que se quiere desarrollar y que lo está consiguiendo. Yo comparo todo con la India, el primer viaje "real" de esta vuelta al mundo. Yo no ví ese progreso allí, quizás porque me centré en mirar sólo ciertas cosas, pero Vietnam no es mucho más rico que la India y aquí las cosas son bien diferentes. También hay que tener en cuenta millones de cosas, como que en Vietnam son 84 millones y en la India son 1.000 millones de habitantes. En fin...

Vietnam es un país comunista, pero no es con el Comunismo que pensamos de China o Corea del Norte. La foto de Ho Chi Minh está en muchos sitios, no creo que se pueda hablar del sistema muy libremente, el Facebook está prohibido (aunque yo me metía con un sistema que los jóvenes vietnamitas han inventado), los libros de texto están controlados, hay un partido único en el Gobierno... Pero está totalmente abierto a la economía capitalista. La gente también está muy abierta al resto del mundo, internet funciona muy bien y bastante libre (excepto lo del Facebook), lo que permite que la información llegue más o menos sin problemas.

Si tengo que elegir, me quedo con el sur de Vietnam. El único motivo es la gente. La gente del sur es mucho más agradable y cálida que los del norte. Como decía Tai, el primo de Charlie, “los vietnamitas del norte no piensan con el corazón”. Es verdad. Eso me decepcionó un poco, pero es tal lo que me enamoré del sur, que es la imagen que se me va a quedar de Vietnam. Y para decir un lugar más específico, me quedo con Dalat, en las montañas del centro-sur del país. El aire limpio de los montes, el olor a verde, la vida tranquila… Es lo que me conquistó de esa ciudad. Allí los occidentales todavía atraían miradas y la gente hacía su vida, sin que el turismo molestara en los asuntos cotidianos.

Para terminar con nuestro periplo vietnamita, fuimos a la Bahía de Halong, la imagen más conocida de Vietnam y uno de los lugares más bonitos del mundo. Y si, es impresionante. Aunque lógicamente hay muchos turistas, la verdad es que merece la pena. La bahía es inmensa, parece que no se termina nunca, y está súper bien cuidada. Pasar en barco entre todas esas altísimas islas es una experiencia inolvidable. Me pareció perfecto como guinda del pastel para un viaje también perfecto de principio a fin…

Hasta pronto, Vietnam.

1 comentario:

Vietnamitas en Madrid dijo...

Que recuerdos tan bonitos nos trae la Bahía de Halong