Las ciudades de la India no son bonitas. Caminar por sus calles no es ningun placer: todo esta sucio, hay muchos coches y rickshaws circulando en todos los sentidos, caca de vaca a cada paso... Es una de las grandes diferencias con Europa, donde un plan perfecto para pasar la tarde puede ser salir simplemente a la calle y mirar las tiendas o sentarse en una terraza tranquila para charlar. Excepto Pondicherry, que tenia un gran paseo maritimo, salir a la calle en Mumbai, Hydearabad o Chennai normalmente no solo no te relaja, sino que te estresa bastante. Pero todo el caos del centro las ciudades se te olvida cuando entras al templo de Brihadishvara en Thanjavur.
Shiva, el dios destructor, forma la Trinidad con Vishnu y Brahma, y esa es la base de la religion Hindu. Dos viernes al mes tiene lugar una importante fiesta en todos los templos hindus, donde familias enteras van a rezar. Los dias de luna llena es la fiesta especial de Shiva, el padre de todos los dioses y diosas.
Los hindues rezan a Shiva porque el tiene el poder de la destruccion de la vida terrenal. Solo el es capaz de parar el ciclo de las reencarnaciones que atrapa a los seres vivos en un nacer y nacer en la Tierra constante. Rezarle a Shiva significa suplicarle no volver a reencarnarse.
Llevo casi un mes en la India y aun no he comprendido (tampoco he tenido la oportunidad de preguntarselo a nadie, me parece algo delicado) por que quieren parar el ciclo, o que hay de maravilloso fuera de la vida terrenal. Tengo mucha curiosidad de saber de que se trata.
La noche del 31 de diciembre de 2010, Nochevieja, Charlelie y yo fuimos al templo de Thanjavur, que es Patrimonio de la Humanidad (muy merecido, porque es impresionante). Cientos de familias habian hecho peregrinacion para efectuar sus rezos en las diferentes camaras del templo, y pasear alrededor de una enorme vaca de granito en el centro del recinto. Una chica monisima (y con muy buen ingles por cierto) que conoci esa mañana me deseo un feliz año nuevo para mi y mi familia y me dijo que, cuando fuera al templo, le rezara al dios Shiva. Pero una vez que llegue alli, no supe como hacerlo. Asi que fuimos a ver como la gente hacia cola para rezar y hacer ofrendas de flores y fruta, y el sacerdorte nos puso un punto blanco en la frente a Charlie y a mi. El lugar olia a incienso y a bosque. A la salida del templo, y por una rupia (0'06€), un elefante nos toco la cabeza con la trompa, como bendicion para este nuevo año recien comenzado.
Los dos estabamos super contentos de haber visto algo tan bonito. La verdad es que la parada en Thanjavur merecio la pena solo por eso. Luego, cuando llegamos al hotel, esperamos hasta media noche, contamos otra vez nuestras 12 uvas (que habiamos comprado en un puestecillo de la calle) y le dimos la bienvenida al 2011 a la española, con el reloj del iPod de Charlie y yo cantando las campanadas!!
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