domingo, 30 de enero de 2011

Singapur - exceso y prohibición

Después de 4 días en Kuala Lumpur, decidimos ir a visitar Singapur por 3 días. Encontramos el alojamiento más barato de todo Singapur: en la casa de Ali, un chino que vive con su familia en el barrio de Little India de Singapur, y que abre su casa como albergue para viajeros, donde la cama cuesta 7€ por persona. No era ni mucho menos un cinco estrellas, pero al menos el desayuno estaba incluído, y había café y té gratis durante todo el día. Y ver cómo vive una familia china, también es una experiencia. Ali vivió durante 30 años en Holanda y volvió a Singapur a principios de los años 90, así que habla perfecto inglés y perfecto neerlandés. Además, Charlie y yo pensamos que es el primer chino con nombre de musulmán, para añadirle más “mezcluji”.

Singapur es una ciudad/país independiente de Malasia. Hace 40 años era tan pobre como Vietnam o la India, pero hoy es la 4ª ciudad financiera del planeta. Es uno de los polos económicos más importantes del mundo, una selva de rascacielos de cristal y arquitectura futurista. Singapur tiene una serie de particularidades que no se pueden encontrar en ningún otro lugar del globo, y por ello que mereció la pena visitar esta pequeña isla del Sudeste Asiático.

Con una población de poco más de 5 millones de habitantes, no en vano Singapur es conocida por la ciudad de las prohibiciones. Éstas son las más famosas:

Tirar un chicle al suelo está terminantemente prohibido (bajo multa de 250€); de hecho, en Singapur no están permitidos, así que no se venden ninguna tienda en absoluto.

Después, fumar está difícil: sólo se puede fumar en los lugares destinados para ello, en una especie de ceniceros enormes en medio de las calles, siempre lejos de cualquier restaurante, comercio o colegio. Según la ley singapurense, se puede fumar mientras se va caminando pero siempre y cuando “el humo no se acerque a la cara de otro transeúnte”. La multa por fumar en un lugar prohibido es de 2.500€. Tirar una colilla al suelo son 500 dólares singapurenses, es decir, 250€.

Escupir en la calle también tiene una multa de 250€. En general cualquier cosa que se desprenda de las manos o de la boca no está permitido.

Sentarse en el asiento del metro reservado a las embarazadas, ancianos y discapacitados sin serlo, también puede terminar en multa, incluso si en ese momento no hay ninguna persona con esas características en el vagón.

No se puede cruzar la calle por otro sitio que no sea el paso de peatones, ya que el atajo te puede salir por 250€.

Está prohibido transportar durians en el metro o el autobús. Los durians (nombre en inglés) son una fruta carnosa y amarillenta del tamaño de un balón de rugby. Son, definitivamente, la cosa más pestosa que jamás he olido: un fortísimo olor a podrido llega hasta 4 metros a la redonda con un solo durian. Los singapurenses están locos con esta fruta, y dicen de ella que “it smells like Hell, but it tastes like Heaven!” (huele al infierno pero sabe al cielo), además de llamarla “The King of the Fruits”. Bien, con todo este misterio quisimos probar esta pestilente fruta, y encima osamos a llevarla en el metro (no nos pillaron, pero íbamos acojonados!). Cuando se prueba por primera vez un durian, el olor es tan fuerte al acercarlo a la boca con el tenedor que hay que taparse la nariz. Una vez en la boca, hay que decir que el sabor cambia totalmente, porque está bastante bueno. Pero de ahí a llamarlo “el rey de las frutas”… Es demasiado! En particular porque luego te huele toda la habitación a basura putrefacta durante 8 largas horas. Es una fruta tan fuerte, que si comes demasiado te da fiebre. Y más serio todavía, es que hay bastante casos de muerte por mezclar alcohol y durians (así que no se puede beber después de haberlos comido!!). Después, la recomendación de los singapurenses es beber agua con sal para bajar la temperatura del cuerpo, y además eso hace que se te quite el olor de la boca. En fin, los durians no tienen una multa fija, pero llevarlos en el metro te puede meter en problemas. Sin embargo, los puestos de durians están en plena calle y suelen ser el puesto más repleto de gente en todos los mercados, con su consiguiente peste alrededor.

Ni que decir tiene que en Singapur, la posesión de una minúscula cantidad de droga supone el ingreso inmediato en prisión, y si dicha cantidad sobrepasa un cierto límite, supone la pena de muerte.

Como pude imaginarse, Singapur está impecablemente limpio. Es una ciudad tan aseptizada, que ni siquiera hay insectos: cada cuatro horas se fumigan las alcantarillas (con un sistema automático) que mata a todo lo que se menea. Así que en Singapur, aunque parezca un sueño, las cucarachas no existen. La comparación con la India puede visualizarse bien: a la entrada de Singapur, básicamente me quedé como cuando a un conejo le pones las luces largas. D-I-O-S. Es un mundo aparte.

Los singapurenses, como ocurre en Malasia, son una mezcla de varios colores. La población cuenta con las etnias china, india y malaya. Sin embargo, en Singapur puede apreciarse, bastante más que en Kuala Lumpur, que los chinos son los que tienen el dinero. Las lenguas oficiales son cuatro: chino mandarín, tamil, malayo e inglés. Todo está traducido a esos 4 idiomas, pero la gente por lo general sólo habla su lengua materna y el inglés. Así que, una vez más, juntos pero no revueltos. El tema de la religión parece ser que está menos acentuado que en Malasia, por lo que los conflictos entre los indios hindúes, los malayos musulmanes y los chinos budistas son mucho más suaves, y el culto es respetado. Entonces puedes encontrarte el cofrecillo rojo en la puerta de la casa de un chino, con su incienso y sus mandarinas, al lado de un templo hindú, el cual está a sólo unos metros de la mezquita. Un bonito popurrí.

La impresión después de unos días en Singapur, es que es una dictadura mega-moderna, el mayor exceso del capitalismo que jamás he visto. Por lo que yo he podido observar en esta ciudad, todo lo que “vende” está permitido. El resto está prohibido. Por ejemplo, hablar de sexo no es un problema, así que hay montones de sex-shops (el sexo vende mucho), pero no se puede criticar al sistema o preguntarse por qué las cosas son como son. De hecho, la libertad de prensa en Singapur es una de las más estrictas de Asia porque, según las palabras del propio Gobierno, “está comprobado que la economía del país y la sociedad en general funcionan mejor sin la crítica en los medios de comunicación”.

Nuestro viaje en Singapur estuvo centrado en visitar escuelas de arte y museos, un poco sin planificarlo, pero que nos ofreció la oportunidad de ver bastantes cosas. En la primera escuela que vimos conocimos a TCJ, un singapurense chino de 18 años, que por la noche nos presentó a su hermana Ericia, de 20 años, y a sus amigos Macy y Nic. Nos llevaron de fiesta a la zona más pija (y más cara, puff!) de Singapur, con montones de bares y discotecas cool. Nuestros nuevos amigos estaban super excitados con nuestra presencia, haciéndonos fotos e invitándonos todo el rato. Otro motivo por el que me quedé con la impresión de que Singapur era un puro exceso es que estos chicos no parecían tener en cuenta el gasto de dinero. La cantidad de billetes que podían soltar cada 10 minutos nos dejó flipando. Beber y salir de fiesta están totalmente permitidos en Singapur, y ellos hicieron honor a tal libertad. TCJ esperaba entrar en una de las escuelas de arte de la ciudad (todas ellas edificios espectaculares y cuyos cursos cuestan un riñón – como 5.000€ el semestre), Ericia, y Macy trabajaban, y Nic hacía el servicio militar. Lo del servicio militar es sorprendente: dura dos años y medio y es obligatorio para todos los hombres (opcional para las mujeres). Hay que empezarlo a los 18 años, y sólo puede retrasarse durante 3 años. Es decir, que si a los 21 años aún no has entrado en la Armada, vas a la fuerza. La única forma de no hacer el servicio militar es escapándose de Singapur, lo que implica no poder volver jamás a pisar el territorio. No quisimos preguntarle acerca de este tipo de cosas, para empezar porque no eran capaces de analizar el sistema en el que vivían, y segundo porque hay montones de policías vestidos de paisano por toda la ciudad. Sólo le comentamos a TCJ, en voz muy bajita, que en Holanda la marihuana era legal (se quedó alucinado perdido!). De hecho, es posible conocer a un policía, pasar un rato juntos, ir a tomarte un café, y a la mínima tontería que hagas o digas, que te saque la placa. Sorpresa. Así que decidimos seguir el ritmo de nuestros 4 amiguitos, sin muchas preguntas e intentando adaptarnos a su modo de vida. Y es que venían de un mundo diferente. Por ejemplo, cuando íbamos por la calle, TCJ me preguntó si podía caminar cogida del brazo con su hermana Ericia. La chica casi derretida de la ilusión por llevar a una occidental agarrada. Para nosotros los chinos son todos iguales, pero resulta que para los chinos, nosotros somos todos iguales también. El asunto de un chico alto y guapo y una chica morena de piel blanca les fascinó porque le recordaba a la saga “Twilight”, así que nos llaman Bella y Edward (¿?) y nos preguntaron toda la noche que cuándo nos íbamos a casar.

De verdad que eran super simpáticos, pero es que todo lo llevaron al exceso. Por ejemplo, TCJ me preguntó en qué trabajaba, así que como me considero todavía estudiante, le dije además el primer curro que me vino a la mente: mi modesta participación como locutora de radio en la Cadena Cope durante 6 meses. Y no sé si es halagador o exagerado, pero ese trabajillo evolucionó hasta ser “una importante DJ española mega-conocida”. Ya decía yo, cuando hablaban en chino y de repente las únicas palabras en inglés eran “Spanish DJ, bla, bla, Spanish DJ”; al principio creí que nos iban a llevar a una discoteca con un Disk Jockey español, pero dicha personalidad resulté ser yo!! En fin, estaban tan contentos que tampoco hice esfuerzos por evitar la imagen de celebridad que se habían hecho de mí. Era impresionante la forma en la que veían el mundo exterior y la cantidad de estereotipos que podían tener. Por ejemplo, nos preguntaron sobre nuestro viaje en la India, y nos dijeron que si era verdad que en la India no se podía comer, porque todo estaba contaminado. O que si los indios te robaban o secuestraban a niñas para venderlas. O que si te pones enfermo, puedes morir por las infecciones en los hospitales. Puede ser que haya ocurrido, pero tampoco es la norma!

Singapur me recordó muchísimo al libro de Aldous Huxley, “Un Mundo Feliz”. El exquisito orden de la sociedad, los estatus sociales, el tráfico ordenado, el pánico a las enfermedades que existen fuera… El consumismo excesivo podría ser la “soma” de Singapur, y yo la Salvaje que hablaba con frases de Shakespeare, a la que le gusta un poquito más de anarquía y libertad de la palabra.

jueves, 20 de enero de 2011

Malasia - llegada al Sudeste Asiático


El día 9 de enero volamos desde Bangalore a Kuala Lumpur. En un principio ni siquiera habíamos planeado venir a Malasia, pero por recomendaciones de gente al final decidimos empezar por aquí nuestro periplo en el Sudeste Asiático.

No nos extraña el shock al llegar a Kuala Lumpur (o "KL", como la llaman los jóvenes) después de 5 semanas en la India. Esta ciudad es limpia y ordenada, los coches siguen las señales de tráfico (lo más importante, no pitan constantemente!!), las carreteras son magníficas (con qué suavidad se viaja en autobús!!) y una selva de rascacielos de cristal te recibe nada más entrar. Menuda diferencia de paisaje. Cuando llegamos a la estación central, cogimos un taxi hasta nuestro hostal, que está en una de las calles principales del barrio de Chinatown. El sitio es un albergue para jóvenes mochileros, y la verdad es que es super agradable. Todos son occidentales, y eso hace bien, porque ya teníamos ganas de poder tener conversaciones en un inglés decente (y como también hay bastantes franceses y algunos españoles, pues también en nuestro propio idioma) y no el hinglish. Aunque los baños son compartidos, están bastante limpios y no he visto ni una sola cucaracha (excepto en la calle, pero sólo salen por la noche). Sin embargo, en esta ciudad hace muchísimo calor durante todo el día, así que dormir se hace bastante pegajoso... Y es que en esta parte del mundo no hay invierno, y si te pones, tampoco primavera ni otoño, sino un verano continuo, húmedo e hirviente.

La población de KL es una mezcla curiosa de colores. Hay muchos indios y muchos chinos, y luego están los malayos. Los malayos, si hay que describirlos físicamente, entonces serían una mezcla de las otras dos comunidades: tienen la piel tostada de los indios y los ojos rasgados de los chinos. Y el resultado de este "mejunge" da algunos buenos resultados. Esa expresión que tenemos en español de "es [más feo que] un feto malayo" no es justa con los malayos en absoluto (para empezar porque los fetos son feos de todas maneras). Las muchachas malayas por lo general son monísimas, porque son asiáticas pero no tienen los rasgos tan fuertes como por ejemplo las chinas o las japonesas. Eso sí, cuando una china es guapa es de verdad un bombonazo. La comida es igual, mezclada pero no revuelta. Y ahora que he probado la comida china de verdad, puedo decir que todo está delicioso!!

Por supuesto, ya he visto las Torres Petronas en vivo y en directo, y si, si, si: son impresionantemente grandes. Hasta hace poco, eran los edificios más altos del mundo (ahora es el Burj Khalifa de Dubai), así que os podéis hacer una idea... Tienen el famoso "skybridge" en las plantas 41 y 42, y ese sí que es el puente más alto del mundo. Ese es el punto más alto al que los visitantes pueden acceder, y lo mejor, es gratis! En la base de las torres hay una galería comercial de lujo - Armani, Louis Vuitton, Chanel... Y una cosa digna de recordar, y que me hizo derramar una lagrimilla mientras pensaba en mi sufrimiento con los baños de la India: el mejor baño público que jamás he visto, y mira que he visto cientos. Ni el baño de mi propia casa (que la Lupe me perdone!). Un váter impecable, en el que no tenías ni que tocar para tirar de la cadena porque funcionaba con un sensor de movimiento. Luego, sobre el lavabo había una colección de cremas de diferentes aromas y botes de perfume (los olí todos y me embadurné en algunos), y al lado de la puerta estaba el típico apartado donde las mamás cambian los pañales a sus bebés; bien, ahí había una sabanita blanda y un montón de pequeños tarritos con talco, cremita de lavanda, aceite de bebé, y toallitas húmedas... En fin, después de 10 minutos observando esas tonterías salí de allí sin el olor a orín putrefacto incrustado en la pituitaria de los baños de la India (y que se quedaba ahí durante 2 días). Aaay, pequeños placeres de una en un viaje cucarachero...

Habíamos planeado quedarnos 5 días en Kuala Lumpur y después ir a Singapur por 3 días. Pero aquí en el albergue conocimos a Clement, un chico francés, y nos comentó que Willy, el dueño del albergue (llamado "Birdnest"), está renovando un hotel que se encuentra en la misma calle que el Birdnest. Nos dijo que Willy buscaba a alguien que hiciera un mural en la última planta de dicho hotel y la idea me encantó, así que en cuanto me lo crucé en el pasillo me ofrecí para pintarlo. La cosa es que Willy ha recuperado el hotel Lok Ann, que era un hotel de 5 estrellas en los años 50, situado en el centro del Chinatown de Kuala Lumpur. El hotel estaba en muy malas condiciones así que está haciendo grandes reformas en este momento. Básicamente, quiere recuperar la esencia del Lok Ann, pero lo que a él le gusta es la gente joven y los mochileros. Como el Lok Ann son 3 plantas, ha decidido que los dos primeros pisos van a ser el hotel Lok Ann, en plan chic (hotel de verdad, vamos), y que la última planta será el Birdnest 2, para seguir alojando a mochileros a un precio más bajo (porque son dormitorios de 3, 4 y 5 personas). El día antes de irnos a Singapur, Charlélie y yo empezamos a tener un montón de ideas sobre cómo podríamos ayudar a Willy en dicha renovación, desde los colores y la decoración, hasta la organización y los pequeños detalles de este hotel (que en realidad es hotel y albergue al mismo tiempo). Durante los 3 días que estuvimos en Singapur, anotamos todas las ideas y al volver a Kuala Lumpur, se las propusimos a Willy, y la mayoría le gustaron mucho!! Así que los últimos 3 días he comenzado a pintar las habitaciones del Birdnest 2 con colores y formas divertidas. Ya llevo dos habitaciones de las 7 que hay que hacer, más luego una sala común que tendrá un mural mucho más trabajado (y al que tendré que dedicar más tiempo). En las dos primeras plantas, el Lok Ann en sí, Willy (que es chino) quiere reflejar la esencia del lugar, decorando las habitaciones con un estilo "retro" de la China de los años 50. Bien, ahí hay un pequeño problema, porque tengo dudas de cómo es el estilo retro de Occidente, así que de China ya apaga y vámonos. No tengo ni idea. Así que estos días, Charlie y yo estamos investigando para ver qué muebles debemos comprar o cómo vamos a decorar o pintar las paredes. Lo guay es que vamos a estar alrededor de un mes en Kuala Lumpur, y no vamos a pagar alojamiento!!

Yo quería algo así: quedarme en una ciudad, disfrutarla bien, conocer a la gente local y meterme de lleno en algún proyecto agradable. El problema de nuestro viaje en India es que fue muy cansado, cambiando de ciudad cada dos o tres días, con transportes larguísimos e incómodos. Prefiero ver menos países durante este viaje, pero verlos bien, o centrarme en unas pocas ciudades que ofrezcan muchas cosas. Kuala Lumpur es una de ellas, definitivamente.

Prometo escribir más a menudo (había estado dos semanas sin publicar en el blog!) y contar con más detalles. Pero lo más importante que tengo que decir es que la Luna de Asia ya está en Asia, y pufff... Por el momento, le encanta!!

miércoles, 12 de enero de 2011

El Estado de Kerala - Adiós India...


Después de 8 horas en un "bus del infierno", llegamos desde Madurai a Thiruvananthapuram (afortunadamente, mas conocido como Trivandrum, su antiguo nombre, antes de la independencia del pais). Desde ahí, cogimos un rickshaw que nos llevó a Kovalam, una pequeña ciudad turística del Estado de Kerala. Aunque no nos gusto especialmente porque no habia mucho que hacer mas que ver a montones de alemanes bañándose en la playa, nos sirvió para descansar durante 3 dias en un hotelito super acogedor (y que costaba 10€ la noche!). Paseando por sus callejuelas (mucho mas limpias que las de otras ciudades) y mientras buscabamos un restaurante para cenar, por casualidad descubrimos a un pintor que pintaba murales tradicionales de la cultura keralesa. Cada mural era un impresionante trabajo que podía durar entre 2 y 3 meses, ya que medían 4 metros de largo. Estuvimos hablando un ratillo con el muchacho, que pintaba desde que era pequeño, habiéndose convertido en una tradición familiar, porque su padre tambien era pintor. Las figuras de dioses, flores y joyas hindúes estaban detallados al milímetro. El trabajo de este chico es sin duda una de las mejores cosas que he visto en pintura en mucho tiempo. Impresionante.

Después de un merecido descanso en Kovalam, decidimos ir hacia el norte de Kerala, para llegar a Kochi (antiguamente llamada Cochin). Kochi, una ciudad super bonita, esta unida a Ernakulam, bastante más caótica aunque también con su encanto. Nos alojamos en el hostal de Anthony en Fort Kochi, un indio cristiano que vivía con su familia en el piso de arriba, un lugar bastante barato y muy cómodo. Anthony fue super amable y nos consiguió un viaje en barco por los backwaters, una de las cosas más bonitas que se pueden visitar en Kerala. Así que al día siguiente hicimos una excursión en barco durante todo el día, y la verdad es que Charlie y yo nos quedamos impresionados. Los backwaters se crearon porque el agua entró hacia la tierra, creando unos canales: algo así como Venecia pero en natural y con un paisaje tropical alucinante. La vegetación y la tranquilidad de los backwaters relaja mucho y te sientes muy lejos de cualquier tipo de ambiente urbano, y hasta los coches y los pitos se te olvidan. En el barco conocimos a una encantadora pareja de españoles, Paloma y Juan, super simpáticos y tranquilos, con los que conectamos muy bien. Después de la excursión, nos llevaron a nuestros respectivos hoteles y quedamos con ellos después de ducharnos, para ir a tomar una cerveza y luego ir a cenar a algún sitio cerca del mar. No sé en qué momento los 4 decidimos tirar la casa por la ventana e ir a uno de los restaurantes más caros y más chic de Fort Kochi. Y aunque fué caro, especialmente si pensamos en como habia sido nuestro viaje cucarachero hasta el momento, no nos arrepentimos para nada! El restaurante estaba en un jardín super agradable con una moderna piscina en el centro, todo con velitas, y hasta mantel sobre las mesas!! Y ya para terminar de hacer perfecto ese día, Paloma y Juan nos invitaron al vino, que en lo que llevábamos de viaje habia brillado por su ausencia. Y así el vinillo nos hizo reír a los 4 durante toda la cena, cada uno contando sus historias (y Charlie hablando un español impecable!), hasta que el cansancio nos venció y nos fuimos a dormir. Fue realmente un día fabuloso, de principio a fin.

Al día siguiente viajamos desde Kochi a Bangalore, en el Estado de Karnataka. El viaje duró 14 horas en autobús (gracias al cielo, no fué un "bus del infierno", sino que fue bastante cómodo y tranquilo, aunque tampoco teníamos otra opción porque no había trenes), así que cuando llegamos a Bangalore a media mañana, nos duchamos y estuvimos todo el día en el hotel muertos de cansancio. Al día siguiente, el día 9 de enero, volamos a Kuala Lumpur, capital de Malasia, el cuarto destino de esta vuelta al mundo, terminándose nuestro periplo en la India y cambiando el paisaje radicalmente...

No puedo hacer un parrafito que resuma lo que la India ha sido para mi, como hice con la Isla de la Reunión. Incluso leyendo los artículos sobre la India en este blog, tampoco le hace justicia a todos los sentimientos, pensamientos y sensaciones que he vivido en ese país. El slogan turístico de la India es "Incredible India", y lo único que puedo decir es que está bien merecido. La India es increíble, directamente porque hay cosas realmente difíciles de creer; y esas cosas son buenas y malas, bonitas y feas, auténticas y artificiales. Todo al mismo tiempo y cada cosa por separado. Lo que sé es que 5 semanas en ese inmenso país no son ni mucho menos suficientes para empezar a conocerlo. Además, ni siquiera hemos tenido tiempo de ir a ver el norte.

La India ha sido mucho para mí. Puedo decir abiertamente que este país me ha cambiado la vida. Si me estás leyendo hasta aquí abajo, entonces me tomaré un café contigo y te contaré las anécdotas sobre la India si quieres. Pero son mis anécdotas, mi forma de haber visto ese país, mis experiencias personales. La gente que he conocido, la comida que he probado, las personas con las que me he cruzado. Y no es ni un 1%. Y eso poco que he visto ha sido por medio de estos ojos, y esa forma de ver no es ni correcta ni incorrecta: es la mía. De momento, no sé si sería capaz de volver a la India sin haber descansado un largo tiempo de toda la intensidad del subcontinente. Realmente ha sido algo muy, muy fuerte, en todos los sentidos.

Hay que ir a la India para saber de lo que hablo, para verlo cada uno con sus ojos. Una vez que he estado, puedo decir que esa frase de "la India, o la adoras o la odias" es totalmente falsa. Porque si te posicionas en una de las dos, es que no has sido ni realista ni tolerante. Puedo decir también, por propia experiencia, que es posible adorar y odiar estar en la India al mismo tiempo. Y ahí está la magia y la miseria de este país superpoblado, del que los occidentales no sabemos ni la mitad...

martes, 11 de enero de 2011

Los pobres no son felices

La India tiene la mayor concentracion de gente pobre de todo el mundo. Esta afirmacion no suele extrañarle a nadie. Sin embargo, lo que la gente no sabe es que aqui tambien esta la mayor concentracion de billonarios del mundo. Y eso, es una jodida vergüenza. Logicamente, los mas ricos de todos los ricos no viven aqui. Y si viven aqui, entonces deberia darle todavia mas vergüenza, solo por ver como vive la gente y no hacer nada. Charlelie y yo hemos decidido que vamos a investigar para saber si hacen algo o no, antes de acusar gratuitamente. Pero esto es una vergüenza de todas maneras.

Desde que llegue a la India estoy intentando comprender mis propios sentimientos. Tras el fuerte choque inicial, Charlie me dice que no debo sufrir tanto porque yo no he creado esta situacion. Al principio me sentia culpable. Pero estas semanas de reflexion me han hecho perfilar ese concepto. No me siento culpable desde el punto de vista material, porque como mochilera tampoco es que mi ritmo de vida sea un derroche. No voy a dejar de ducharme o dejar de comer porque haya gente que no pueda hacerlo, porque tampoco serviria de nada. Lo que de verdad me hace sentir culpable es pensar en todos los momentos en los que olvide la suerte que tengo de estar donde estoy, de venir de donde vengo, de la vida que he tenido hasta ahora, de todas las oportunidades que se me han presentado. Puede parecer egoista, pero no lo es. Egoista seria no agradecer continuamente que tengo todo lo que se puede desear.

Por si alguien lo dudaba (y mas gente de la que creemos lo hace), los pobres no son felices, o al menos, la gran mayoria no lo son. Porque no hay espacio para la felicidad cuando los chillidos de tus hijos hambrientos retumban en tus oidos. Ahi esta la principal confusion de los famosos "mistic" y sus geniales frases como "no tienen nada, pero lo tienen todo, tienen la sonrisa". No, no tienen nada, y punto. Lo que si tienen, y mucho, es orgullo: no van a llorar ni a mostrar el profundo sufrimiento en el que viven delante del primer occidental que pase. Te regalan una sonrisa sincera, y tu te vas, contento. Luego le cuentas a tus amigos tu fabuloso viaje en India, lo felices que parecian todos.

Yo no sufro cuando los veo, porque su sufrimiento es real e inimaginable para mi, incomparable a lo que yo pudiera sentir. Lo que si siento es una profunda tristeza de ver a lo que el ser humano es capaz. Capaz de soportar tanto para algunos y de hacer tanto daño para otros. Y los que deberia sentir vergüenza, y mucha, son los que continuan sin hacer nada pudiendo cambiarlo todo.

viernes, 7 de enero de 2011

Madurai, la ciudad de los sastres


Nuestra ultima ciudad en el Estado de Tamil Nadu fue Madurai, conocida por ser uno de los centros comerciales mas importantes del sur de la India y por conectar carreteras y lineas de ferrocarril, tambien es muy importante en cuanto a la industria textil. Alli, la mayoria de negocios se dedican a eso, y hay sastres para parar un carro. Paseando por una calle del centro de la ciudad en busca de un restaurante barato, un hombrecillo nos convencio, como solo los indios saben hacer, para que le siguieramos a su taller. Despues de un poco de regateo, al final Charlie se hizo dos pantalones de algodon y yo me hice un vestido de seda por 20 euros todo. Un indio habria pagado mucho menos, pero nosotros hace semanas ya, comprendimos que ser turista en la India hace que todo suba de precio misteriosamente...
Mi vestido es color turquesa verdoso, con mangas por el codo y un bonito cuello estilo "nehru", que se entalla perfectamente en la cintura, y el largo hasta las rodillas. La verdad es que quedo precioso!

miércoles, 5 de enero de 2011

Shiva y el Elefante

Las ciudades de la India no son bonitas. Caminar por sus calles no es ningun placer: todo esta sucio, hay muchos coches y rickshaws circulando en todos los sentidos, caca de vaca a cada paso... Es una de las grandes diferencias con Europa, donde un plan perfecto para pasar la tarde puede ser salir simplemente a la calle y mirar las tiendas o sentarse en una terraza tranquila para charlar. Excepto Pondicherry, que tenia un gran paseo maritimo, salir a la calle en Mumbai, Hydearabad o Chennai normalmente no solo no te relaja, sino que te estresa bastante. Pero todo el caos del centro las ciudades se te olvida cuando entras al templo de Brihadishvara en Thanjavur.

Shiva, el dios destructor, forma la Trinidad con Vishnu y Brahma, y esa es la base de la religion Hindu. Dos viernes al mes tiene lugar una importante fiesta en todos los templos hindus, donde familias enteras van a rezar. Los dias de luna llena es la fiesta especial de Shiva, el padre de todos los dioses y diosas.

Los hindues rezan a Shiva porque el tiene el poder de la destruccion de la vida terrenal. Solo el es capaz de parar el ciclo de las reencarnaciones que atrapa a los seres vivos en un nacer y nacer en la Tierra constante. Rezarle a Shiva significa suplicarle no volver a reencarnarse.

Llevo casi un mes en la India y aun no he comprendido (tampoco he tenido la oportunidad de preguntarselo a nadie, me parece algo delicado) por que quieren parar el ciclo, o que hay de maravilloso fuera de la vida terrenal. Tengo mucha curiosidad de saber de que se trata.

La noche del 31 de diciembre de 2010, Nochevieja, Charlelie y yo fuimos al templo de Thanjavur, que es Patrimonio de la Humanidad (muy merecido, porque es impresionante). Cientos de familias habian hecho peregrinacion para efectuar sus rezos en las diferentes camaras del templo, y pasear alrededor de una enorme vaca de granito en el centro del recinto. Una chica monisima (y con muy buen ingles por cierto) que conoci esa mañana me deseo un feliz año nuevo para mi y mi familia y me dijo que, cuando fuera al templo, le rezara al dios Shiva. Pero una vez que llegue alli, no supe como hacerlo. Asi que fuimos a ver como la gente hacia cola para rezar y hacer ofrendas de flores y fruta, y el sacerdorte nos puso un punto blanco en la frente a Charlie y a mi. El lugar olia a incienso y a bosque. A la salida del templo, y por una rupia (0'06€), un elefante nos toco la cabeza con la trompa, como bendicion para este nuevo año recien comenzado.

Los dos estabamos super contentos de haber visto algo tan bonito. La verdad es que la parada en Thanjavur merecio la pena solo por eso. Luego, cuando llegamos al hotel, esperamos hasta media noche, contamos otra vez nuestras 12 uvas (que habiamos comprado en un puestecillo de la calle) y le dimos la bienvenida al 2011 a la española, con el reloj del iPod de Charlie y yo cantando las campanadas!!


sábado, 1 de enero de 2011

El Loco de Thanjavur

Esta en el mismo titio las 24 horas al dia: en la carretera, cerca de la acera. Su figura es como esas peliculas a camara rapida, donde él queda inmovil mientras personas borrosas llenan o vacian la escena. Las mujeres se recogen el saree cuando pasan para no mancharlo. Los niños rien mientras cuentan las moscas que se posan en lo alto de su cabeza. Y los hombres, ellos, ni miran.

El polvo recubre su oscura piel, y solo las pustulentas y rosadas heridas de su avanzada enfermedad cutanea dan la impresion de humedad sobre su seco cuerpo. Su barba grisacea es una fiesta de largas canas que se enredan y se ensucian a medida que se alejan de la barbilla. Sus cabellos, recogidos en una cinta que seguro tuvo un pasado mas blanco que marron, apuntan hacia todas las direcciones. En este cruce de Thanjavur, en el sur de la India, él balbucea melodias y dirige el trafico con sus brazos de anciano, sentado o acostado en el asfalto, y los años pasan forjando la eternidad que solo el dios Shiva es capaz de controlar.