lunes, 28 de julio de 2008

¡Valencia!

¡Un fin de semana Erasmus de nuevo! Lo mejor del viaje: estar en ese pedazo de hostal tan genial (y tantos chicos guapos); la insulina (qué putada para el dueño, pero qué risa...); escuchar a Iván quejarse por todo y no comer de nada; los modelitos de María (para quitarnos a los chicos guapos!); Eli y yo siendo auténticas lobas en las discotecas; pasar tres días bebiendo, fumando, comiendo y durmiendo (ni una puta visita cultural, ay...); el baile náutico de Maik; pagar 16 euros por una discoteca típica de verano (la primera y la última!); poner los 5 euros del bote y que nos salieran tan bien las cuentas; el insoportable calor de nuestra habitación; cantar a plena voz todas las canciones, en especial volviendo al hostal ya de día (estoy afónica!); hablar todo el rato de Finlandia, como si nunca hubieramos vuelto... Y por supuesto, veros desde el tren corriendo por el andén, diciendo "hasta luego"...
¡Os quiero un montón! Gracias por estos días, ¡INCREÍBLES!

martes, 22 de julio de 2008

"La seguridad ante todo"

Esta mañana, leyendo el periódico mientras esperaba el bus eléctrico que me lleva al trabajo, una noticia me ha parecido curiosa. Y me ha hecho pensar cuánto hemos avanzado desde que usábamos cosas como Facebook o Tuenti, aquello que fue pionero en crear redes sociales electrónicas. Qué simple. Hay algunos que lo siguen comentando, como los nostálgicos que a principios de siglo recordaban los años setenta del siglo pasado.

En el más allá consiguieron informatizarse de la misma manera, con un comienzo simple al igual de lo que fue en la vida terrenal. “Heavenhood” llevó su ambición al límite y ahora los vivos y los muertos pueden seguir en contacto. Puedes mandar un zumbido a tu tío fallecido hace cuatro años, y allá los muertos crean álbumes de fotos con títulos como “aquellos maravillosos años” o eventos tipo “fiesta de despedida de Ramón (al granujilla se lo llevan al infierno)”. Menudas fiestas se montan. Las abuelas muertas siguen piropeando a sus nietos y se quejan de los escotes que sus nietas llevan en las fotos de las fiestas del pueblo.

Pues bien, lo que empezó siendo una agradable manera de superar la pérdida de un ser querido ahora se está yendo de madre. Resulta que Estados Unidos acaba de aprobar una ley que permite a las autoridades acceder a conversaciones y mensajes enviados entre vivos y muertos sin necesidad de orden judicial. Todo esto, por supuesto, abogando por la seguridad nacional y para detectar cualquier amenaza externa. Aquel revuelo producido en este país hace 50 años, cuando la ley permitió espiar las conversaciones telefónicas de todos los ciudadanos estadounidenses con total libertad, se queda pequeño al lado de esto.

Hay cosas que no cambian, ni siquiera en 2056...

lunes, 21 de julio de 2008

"Realidad"

No vas a llamar; no vas a escribir; no vas a comentar; no vas a venir. No vas a aparecer. Has dejado de existir. No vas siguiéndome unos pasos más atrás. No me miras. No me tocas y no sueñas. Y yo me muero. Me lleno de fantasías transparentes. Me ahogo en citas absurdas siguiendo un estricto protocolo. No te comparo, sólo te olvido por unos minutos. Me cuesta ir más allá de tres manzanas de mi casa. Me pierdo en el supermercado. Me fumo un paquete de tabaco al día.
"Te encontré" y sólo he tenido mala suerte. Mala suerte porque eres "tú".

La reina de mi casa II


En vez de dormir la siesta estuve con ella un ratito, haciéndole fotos subida en mi pie. Estaba muy bien, había comido y empezaba a aletear; "pronto sabrá volar", dijo mi hermana. Me fuí a trabajar el sábado por la tarde, y llegué bastante tarde. Cuando me levanté el domingo mi madre me dió la noticia: la noche anterior se empezó a poner malita y esa mañana estaba mucho peor. No quería beber agua, sus patitas estaban débiles y cerraba los ojos todo el rato. No se podía mover... Y a las pocas horas se murió. Después de una semana cuidándola, en la que sólo mejoraba cada día. Mi hermana, mi madre y yo teníamos una tristeza tremenda, una impotencia terrible. Y yo me arrepentía por haberla cogido de la calle, porque no había podido morir libre. A lo mejor fué eso lo que le pasó: creí que cualquier niño del parque podía haberla agarrado y haberla hecho sufrir, y yo la metí en una casa. Me siento fatal...

sábado, 19 de julio de 2008

La reina de mi casa


La encontré en el suelo revoloteando, cerca de la Plaza Juan XXIII. Tenía las plumas destrozadas y no podía mantenerse sobre sus propias patitas. Estaba muy delgada y casi moribunda. La recogí a las tres de la tarde, y como hacía tanto calor me senté con ella en un portal cualquiera, y ambas bebimos agua fresquita. A los tres días ya se mantenía en mi dedo, piaba y comía como una campeona. Cada vez que entramos en casa la pregunta es "¿Cómo está el pollo?". ¡Es una reina! Pronto dejará de ser un pollo y, como otros pollos recogidos anteriormente, se hará mayor y tendrá que irse. Como su pajarita predecesora Chipi, que salió milagrosamente de una muerte segura: las últimas noticias que tuvimos de ella fue que se casó y tuvo hijos, se compró su nido y hoy vuela feliz y libre.

viernes, 18 de julio de 2008

Finlandia


Escribí este cuento el día que cumplía un mes, el primero de mi año en Finlandia. El resto de meses también estuve sin ver la televisión... Y no la eché de menos ni una vez.
De nuevo en España me quedo embobada mirando la tele, porque te atrapa, te obliga a guardar silencio. Sin embargo, no dura más de 5 minutos. Simplemente por eso ya es opuesto a Finlandia. Un año allí la observé hipnotizada, y no me cansé ni un segundo. Me mantuvo en silencio, pero nunca antes había dicho tantas cosas.
Viví durante un año en un piso sin tele, no la hubiera entendido, y aquí en casa otra vez, en mi "vida real", no tengo Finlandia y tampoco comprendo nada.
Hoy la echo de menos más que nunca.